La Alta Corte “protegió los derechos fundamentales de un trabajador que fue despedido sin justa causa, pese a sufrir un accidente laboral”. La Corporación “encontró que el ciudadano fue despedido en razón del deterioro de su salud como consecuencia del accidente laboral, desconociendo que era titular del derecho a la estabilidad laboral reforzada de personas en estado de debilidad manifiesta por razones de salud”.