La implementación de la Reforma Rural Integral está gobernada, entre otros, por los principios de desarrollo integral y priorización, que apuntan, en su orden, a generar un equilibrio entre las diversas formas de producción agropecuaria y a que la política de desarrollo agrario, pese a su universalidad, priorice para su desarrollo a la población y los territorios más necesitados y vulnerables, con énfasis en los pequeños y medianos productores.