Al analizar el caso, se concluyó que el despido fue discriminatorio, dado que se basó en creencias religiosas fundamentadas. La Corte ordenó el reintegro del trabajador, así como una disculpa por parte de la empresa, y recomendó ajustar el reglamento interno de trabajo para garantizar el respeto a los derechos de los empleados. El fallo resalta la necesidad de que las empresas adopten medidas que minimicen las interferencias en los derechos de los trabajadores en consonancia con el principio de proporcionalidad.