Ambos procesos están regulados por la normativa ambiental, que establece plazos y condiciones específicas. Por ejemplo, los permisos de emisiones atmosféricas, vertimientos y otros tienen una vigencia máxima de diez años, pudiendo ser prorrogados y renovados bajo ciertas condiciones. Es importante mencionar que un permiso puede ser prorrogado indefinidamente siempre que cumpla con los requisitos vigentes y haya disponibilidad del recurso. Sin embargo, si se trata de un permiso cuya viabilidad ha cambiado, su renovación puede no ser posible. Por lo tanto, aunque ambos conceptos se relacionan con la extensión del uso de recursos, tienen procedimientos e implicaciones distintas .